La corrupción sin freno del cura Fernando Lugo
El estoico Séneca afirmaba que se necesita poseer un espíritu fuerte para conservar la moderación cuando todo nos va bien, y el caso del cura Fernando Lugo, a quien el éxito electoral tomó por sorpresa el 20 de abril del 2008, es un buen ejemplo.
En menos de un año, su discurso se ha convertido en un calco del que desarrollaban sus adversarios: críticas a la prensa, justificación de la corruptela, inamovilidad de funcionarios acusados de corrupción. Las esperanzas de un gobierno honesto que presente batalla a la corrupción se viene desvaneciendo rápidamente a medida que más se conoce la forma en que el gobierno del cura Fernando Lugo hace las cosas.
El cura Lugo sigue avalando la corrupción en Itaipú, tal como lo demuestran los documentos publicados por estos días en la prensa paraguaya.
Documentos oficiales de la Municipalidad de Yguazú confirman el manejo discrecional que hace la Itaipú Binacional de los fondos. Transgrediendo toda norma legal y de buena administración, la municipalidad primero aprobó una ampliación presupuestaria de 495 millones de guaraníes, y solo después la Intendencia municipal presentó una nota al director, Carlos Mateo Balmelli, para pedir los fondos. El mismo intendente reconoció que la Itaipú le instruyó para que procediera de esa forma, dejando patente el largo brazo de la binacional en el uso de los fondos sociales y la clara intromisión en los municipios para decidir sobre la utilización de recursos informa una nota periodística de la fecha.
El cura Fernando Lugo no se ha pronunciado al respecto, en tanto su secretario Miguel López Perito aparece involucrado en varios hechos de corrupción que atañen a Yacyretá, considerada la caja chica del régimen arzobispal.
El más reciente es un curso en Europa a un miembro de una familia amiga del secretario del cura Lugo.
López Perito aparece detrás de todos los hechos oscuros que acontecen en el gobierno del cura, pero en lugar de recibir sanciones, cada vez el cura Lugo parece confiar en él con mayor fuerza, y en actitud desafiante y provocativa ante la opinión pública, le delega mayores responsabilidades.
La denuncia de que el Indert, instituto abocado a la reforma agraria, va a pagar tres veces el valor por un inmueble al brasileño Ulises Rodríguez Texeira –unos 31 millones de dólares– sacudió hasta los cimientos el mito de la honestidad nunca comprobada del clérigo-presidente de Paraguay Fernando Lugo.
En las negociaciones había participado nada más y nada menos que un condenado por desvío de fondos de organizaciones campesinas, Eulalio Manuel López.
El primer negociado con directa participación de Fernando Lugo en la corrupción, salió a la luz cuando ya se hablaba de cuentas secretas del obispo en el exterior, y transferencias secretas de su secretario López Perito, a través de una Sociedad Anónima en la penumbra.
Un nuevo escándalo por corrupción que sacude al gobierno del cura Fernando Lugo –el cual aumentó la corrupción en Paraguay, según Transparencia Internacional– recorre el espectro político, con las denuncias del negociado de las carnes en los centros penitenciarios.
La senadora Ana María Mendoza de Acha (PPQ) dijo ayer que se encuentra investigando denuncias de que en el penal de Tacumbú los internos serían alimentados con carne de perro y que se lucra con el presupuesto destinado a la alimentación de la población.
El hecho constituye una nueva muestra de desprecio hacia la dignidad humana inherente a todos los actos del gobierno luguista.
Previamente, el cura Fernando Lugo realizó un arreglo económico para acabar con las denuncias de una de las mujeres que lo acusaba de violador. Ahora surge el escándalo denominado “carne de perro”, que acusa al gobierno de alimentar al estilo coreano a los detenidos.
Luis Agüero Wagner
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