lunes, 2 de agosto de 2010

FERNANDO LUGO, ALIADO DE URIBE Y DE LAS FARC

Debo reconocer que en más de una oportunidad concurrí, a mediados de la década de 1990, al local del Partido Patria Libre, sobre la calle Montevideo, años antes de que este grupo se convirtiera en epicentro de grandes convulsiones políticas que hoy se desatan en Paraguay, a pesar de su insignificancia electoral y escasa proyección popular. Visité el lugar atraído sobre todo por la excelente calidad y fidelidad de los documentales que allí se exhibían sobre temas históricos relativos a la Revolución cubana, la lucha armada en Latinoamérica, los objetivos de los movimientos de liberación nacional de todo el mundo, entre otras motivaciones.

Era una extravagancia, quizás, concurrir a dicho antro, pero uno tenía la sensación de estar disfrutando de lo poco de libertad que permitía la democracia tutelada paraguaya, tras décadas de dictadura durante las cuales el solo hecho de portar algún material impreso o audiovisual sobre dichos temas podía costar la vida.

En más de una oportunidad también nos trabamos en interesante conversación con dos de sus más conocidos y polémicos referentes: Juan Arrom y Anuncio Martí, para algunos prófugos de la justicia paraguaya y para otros refugiados políticos en Brasil.

La impresión que me causaron fue la de dos típicos militantes de la intrascendente izquierda paraguaya: sin mucha densidad intelectual, informales, pero eso sí, sumamente altivos y soberbios.

El nombre de ambos brillaría pocos años después, en medio de un nebuloso secuestro al cual la prensa anexó otro plagio, en este caso el de los mismos secuestradores.

PATRIA LIBRE Y LAS FARC
En Paraguay la vinculación de Fernando Lugo y varios exponentes del Partido Patria Libre no es ninguna novedad, existiendo al respecto profusa documentación fotográfica y testimonial.

Por otro lado, es conocida la vinculación de Juan Arrom y Anuncio Martí con las FARC de Colombia, y recuerdo que en una oportunidad incluso me crucé por las calles de la capital paraguaya con su líder Juan Arrom, quien conducía su automóvil transportando a su lado al mismo Canciller de las FARC Rodrigo Granda.

También recuerdo haber recibido por parte de un amigo un ejemplar de la misma revista de la organización armada, que circulaba entre los militantes de la izquierda paraguaya en ciertos puntos de Asunción.

La prensa paraguaya hoy publica lo que ya se sabe, que para “el Ministerio Público, Arrom y Martí mantenían una fluida comunicación con Raúl Reyes, de cuya computadora se extrajeron todos los correos remitidos por los prófugos”. Difícilmente podría considerarse dicha vinculación como un motivo para levantar el refugio de los prófugos-refugiados, dado que existen inclusive varios gobiernos del mundo que reconocen y mantienen vínculos con las FARC.

A pesar de ello, el gobierno del cura Fernando Lugo prometió insistir en la extradición de los “prófugos-refugiados”, pese a que los ministros Héctor Lacognata y Camilo Soares estuvieron muy vinculados a Arrom y Martí,
Soares incluso acompañó a los prófugos en la sesión de Diputados en la que se intentó llevar a juicio político al ex fiscal general Oscar Latorre por el “secuestro” de los presuntos secuestradores de la señora Edith Debernardi, los mismos Arrom y Martí. Tanto Arrom como Martí fueron luego acusados por la fiscalía del secuestro que determinó su posterior secuestro, por parte de policías corruptos que buscaban apoderarse del rescate supuestamente cobrado, y se fugaron unos días antes del juicio oral.

El Ministerio Público consideró entonces como elementos de prueba la declaración de Marcos Alvarez, quien aseguró que Arrom le llevó y pidió que guarde parte del dinero pagado por el rescate de María Edith. Dijo que Arrom estuvo acompañado por Alcides Oviedo Brítez, Gilberto Setrini. Afuera, en un auto, los esperó Víctor Colmán. Varios otros testimonios se sumaron entonces, hasta llegar a las mismas FARC como asesoras y cómplices de los presuntos secuestradores.
El intercambio de mails entre integrantes de Patria Libre y Raúl Reyes, figura emblemática de las FARC, ha sido publicada en varias ocasiones por la prensa, incluida esta nota que apareció esta semana:

http://www.abc.com.py/abc/nota/70281-El-correo-de-Reyes-y-los-“cuentachistes”/

Las notas de ABC color ignoran que las FARC inclusive tuvieron embajada en varios países, como la misma Venezuela de Carlos Andrés Pérez, por lo que lejos estaría un simple intercambio de mails en constituirse en “nuevo elemento” para revocar un refugio político. Sí puede constituirse en un indicador de la incoherencia luguista, quienes se consideran aliados e incluso realizan negocios con el gobierno de Uribe, mientras en sus filas aparecen varios cómplices de las FARC. Lo mismo podria decirse de los chavistas de hoy, vinculados anteriormente a los gobiernos puntofijistas de Caracas.

En este sentido, uno de los principales propagandistas del cura Fernando Lugo en Venezuela, Joel Cazal, es uno de los fundadores del grupo Patria Libre, y aunque hoy intenta vincularse con todas sus fuerzas al gobierno bolivariano de Hugo Chávez, otrora cultivó estos mismos nexos con Carlos Andrés Pérez.

EL CANCILLER AMIGO
La cadena de incoherencias alcanza al mismo gabinete de ministros del cura Lugo.
En su libro Callejones del Terror, Juan Arrom revela que el hoy canciller del gobierno del cura Lugo colaboró en la obtención de su refugio en Brasil, e incluso lo ayudó a pasar la frontera en la valijera de su auto.

Lacognata explicó ayer a los periodistas en el Palacio de López que Arrom estuvo casado con la hermana de su esposa. Es decir, eran en algún momento concuñados. Confesó además que junto a otros 15 médicos hicieron un diagnóstico a Arrom y Martí por los golpes recibidos de efectivos policiales que le secuestraron.

A pesar de estos vínculos, Lacognata hoy intenta presentarse como exponente del “pensamiento políticamente correcto” y no cesa de halagar y tomar partido por el presidente colombiano Alvaro Uribe en todas sus intervenciones públicas, en una prueba más de la doblez e incoherencia inherente al luguismo.

Es que como lo afirmó el cardenal Richelieu, los aduladores son como los ladrones, su primer cuidado consiste en apagar la luz.

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